…Y cada persona del público se levanta de su butaca aplaudiendo y sonriendo con gran éxtasis al mismo tiempo que exclaman “Magnífica Actuación”.
Y es que esto es tan sereno, es tan cansado, tan bello, tan abrumador, tan ilógico que me parece que esta tan apegado a la realidad. Y es que tus palabras tan graves zumban y zumban en mis oídos como ese tambor tan pesado en la marcha, y es que parecen tan ciertas, tan adecuadas a los momentos, tan acopladas a mis emociones que hay veces que me olvido de que todo esto es tan solo una fantasía lógica, ¡exacto! Esa es la palabra FANTASIA LOGICA ya que por ti, por tu telón que todavía no se encuentra abajo he vivido en mi castillo creyendo que tu eras ese príncipe al rescate, LOGICA porque se que no soy tonta, entiendo mi realidad llena de irrealidades, viviendo en una caverna de confusiones que se hacen pasar por murciélagos.
Quisiera salir corriendo de este teatro, quitarme toda esta vestimenta, quitar este escenario que solo refuerza la grandeza de esta obra, pasar por donde estés tu ahí parado, diciendo tus diálogos que ya han sido perfectamente redactados y revisados para la magnitud de esta obra, pararme ante ti y cambiar por completo mis frases, para que así tu no supieras que decir, ¿qué harás en este momento? Cambiando una jugada se pierde el hilo de esta historia y tu sin tener nada ensayado, sin tener otro dialogo bajo la manga ¿Qué harás? Presiento que seguirás, seguirás porque un artista de ese calibre nunca dejaría que una obra cayera, seguirás cada vez mejorando frases, mejorando palabras, hasta que de nuevo salga el dialogo perfecto, en donde harás comenzar otra ves esta misma historia, harás que use mi misma vestimenta, nuestro mismo escenario y poco a poco esta pobre ilusa seguirá adentrándose en la obra tal y como lo ha hecho hasta ahora, ella solo sueña, sueña con romper la monotonía de esta obra perfectamente arreglada, solo quisiera salir corriendo en plena obra, llegar hasta donde se encontrase el telón principal y con un grito de alivio decir a todo pulmón “Esta obra se acabo”.
Así esta vez el público se quedaría sentado mirándonos firmemente, con cara de confusión, de sentimientos revueltos, de no saber que decir. De un instante a otro tomarían sus cosas y se marcharían refunfuñando entre dientes:”Caray, estúpida obra”.
Y es que estamos tan acostumbrados a palabras sin dueño, a sentimientos vacíos, a este mundo repleto de lujurias, de irreales realidades y de fantasías erróneas que cada obra hace una misma redundancia y nos deja en el mismo teatro en el que los espectadores solo forman parte del escenario, solo forman el fantasma de lo que es.
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