Un árbol de cerezo; los frutos acababan de brotar, se encontraban en su mejor momento, estaban ansiosos a que el cerezo se diera cuenta de que tanta espera había valido la pena –y vaya que valía la pena-. De repente se sintió una racha, El cerezo allí está meciéndose con la brisa, esos sus hermosos frutos cayeron con ella y él ni siquiera lo notó. Pasaron los días, llegó la lluvia, el sol, y las adversidades del clima, los frutos postrados en el suelo fueron marchitando poco a poco. El árbol al darse cuenta se lamentó, dejó la brisa y lo quiso remediar, trató de intentar pero pensó que ya no tenía caso actuar. Llegado el invierno al cerezo ya no le quedaba cosecha de la cual sentirse orgulloso, esa su brisa que se los arrebató en un momento fue pasajera y se fue a mecer a otro árbol, de nuevo llegaron las adversidades del clima y el cerezo quedándose solo se secó.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
El Cerezo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario