Por: Mariana Chacón Gorozpe
Habitualmente llego a la falsedad, a la ironía de sentirme bien, a la sonrisa frígida rutinaria, a la monotonía de los días, al sentimiento de soledad, al sentirme impotente de no poder actuar… Todos los sentimientos frustrantes juntos de una buena vez.
En estado de estudiante en aprender a aceptar cuando los sentimientos ocurren, planteo una oración: “El ser necesita…”.
En estado de estudiante en aprender a aceptar cuando los sentimientos ocurren, planteo una oración: “El ser necesita…”.
Se me hace cada vez más difícil escribirla como el tema principal, escribo poco a poco los vocablos mientras me voy adaptando a la idea de mi tema.
Recito de nuevo la oración y no la puedo sacar de mi cabeza.
En la rutina de mis días siento cada vez mas presente esa oración, y es casi tan molesta como si “se te pegara” una de esas canciones que tanto detestas pero que tiene ritmo singular.
Recorro a otras opciones para olvidar mi alocución, realizo otras actividades, alterno conscientes en la mente, no pudiendo desvanecer mi sentencia.
Todo esto es tan raro…
Momentos de confusión, de desengaños, de mentes claras, todo esto suena tan paradójico, quisiera creer que todo es un juego sucio por parte de mi absurdo….
No puedo, no quiero creer que no sea así, me parece demasiado sosa la idea de que un individuo necesite a otro solo por la “porción” de amor que le pueda conceder.
Sinceramente todo eso me parece excesivamente tonto.
Debo confesar que a menudo me ha dado la maña de pensar en una buena película, de recordar buenas canciones, de saborear la esencia de un buen de café, de tararear aquella cancioncilla que sonaba hace tiempo en la radio, de conmemorar en mi memoria aquellos momentos que se fueron, de colocar en un altar este presente, al mismo tiempo que decidiera poder dejarlo en el desván por el hecho de no sentirme al balance de mis pensamientos, quisiera de una ves deshacerme del ayer y recrear un lienzo en blanco para allí darle lugar a esa oración que no me deja en paz. Recreándola “El ser necesita…” pero esta ves agregarle un complemento, ese complemento que en todo caso siempre esta faltante.
Pensar duramente cual será la palabra indicada para terminar el enunciado, desearía no tenerla tan clara en mi mente, en mi instinto, en mi ser, negarla tantas veces ya no puede ser posible, es que esta simple palabra esconde toda una grandeza en tan solo unas cuantas letras, es imposible volverla a negar, ahora ya no se puede cambiar, porque en estas situaciones es cuando salen tanto a flote, son las verdades en la luz que impacientes ya no pueden esperan en el umbral vacío de los corazones.
Hoy, esta noche debido a diversas situaciones sucedidas tengo ese honor de poner -por mas difícil que ha sido- esa palabra en mi lienzo, la palabra “FAMILIA”
El ser es muy tonto se cree superior, es ególatra, presuntuoso, pedante -y desmedidas “cualidades” más que es mejor ya no mencionar-olvidadizo ya que va por la vida olvidándose por completo que es un individuo plenamente semejante a cualquier otro individuo, que necesita amor y comprensión como el complemento de su vida.
A veces no nos damos cuenta que el verdadero amor incondicional siempre ha estado al paralelo de nosotros, el amor que nos brinda la familia, ese amor que siempre va a estar ahí mas que cualquier otro cariño, paciente, solo esperando una oportunidad para demostrar todo lo que puede lograr, en todo lo que es posible triunfar.
Ese amor que simplemente no tiene comparación…
Y es que es algo como esa calidez de los brazos de una madre, como esa protección en la voz de ese padre, como esa confianza en la mano de una hermana… Y es esa solidificación plena la que constituye una familia.
Porqué es aquí cuando en verdad nos damos cuenta del significado de la palabra incondicional.
Para finalizar, mi oración ha quedado plasmada así en mi lienzo:
“El ser necesita… un amor”
Para definirlo mejor, un amor incondicional, un amor de familia.
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