Y de repente llegó, sin avisos previos y sin tapujo alguno él, muy cómodo se instaló, arrastró las sábanas, las almohadas y hasta el colchón. Yo jamás me di cuenta y sin saberlo ayudé en la depuración. Al notarlo, la habitación con la tormenta ahora tenía calma pero seguía siendo un mar.
Jamás conocí a alguien igual, es decir, cada quien tiene su personificación del estereotipo de 'musa de escritor'- yo también lo tuve, era casi el vivo personaje de novela -así como todos los amores de las personas como yo, por decir algo y hasta de las que no lo eran-. Y al decir personas como yo, no me refiero tal vez a cierto nivel de libertinaje o cosas por el estilo sino mas bien a no mal ver unas copas de alcohol, salidas nocturnas y demás, pero prefiero englobarlo para no escribir sobre cosas que están de más. Volviendo al tema original 'jamás conocí a alguien igual' aunque suene ordinario, habitual, él era la persona menos trivial que he conocido. ¿Quién coño puede cambiar algo sin empeorarlo y sin destruir su naturaleza al mismo tiempo?
Era más bien, inefable....... (se queda pendiente de terminar esta entrada).
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