jueves, 29 de enero de 2009

Diciembre

Y a veces siento que no necesito a nadie, que la necesidad es tan solo un estado de demencia sentimental, de incompetencia mental, y no digo que este mal solo pienso que esta de mas, como la mugre en las uñas y la grasa en el pelo.

A veces pienso que no pienso y que siento sin sentir, que he llegado a una realidad sobre mi vida completamente paradójica a la que realmente es, que esta vida no es vida sin la locura rutinaria a mi monotonía. He llegado a creer que ya no creo, a sentirme segura de la inseguridad, a estar sedienta de sentirme satisfecha; he visto lo que ya no veo, escucho el eco de lo que fue, escribo pensamientos abstractos que circulan en mi mente.

Y es que ahora ya no hay lógica ni ilógica, estoy segura que nunca lo estuve de nada, me siento confusa en el pequeño universo de mi ser. Todo se ha vuelto suposición como un pequeño intento de lo que realmente es.
Las ideas orbitan en un universo conformado por apariencias, hoy nada es lo que parece, nada es lo que fue ni lo que será, secretos ocultos en un pasado no teniendo el sello del vendrá.

En sí, ¿qué es la necesidad?, ¿qué son los sentimientos?, ¿qué son las emociones?, ¿qué son nuestras creencias?
Aborresco nuestras creencias, aborresco el insípido sentimiento de vacío, aborresco la sola emoción del entusiasmo, aborresco el simple hecho de creer, pero lo que mas aborresco es no estar segura de nada, de no saber qué sentir, de no saber qué pensar... Odio la confusión en mi ser.

Creo que no nací para estar en sociedad, que no pienso ni actúo para con los demás, que solo soy yo y nada más. Es este sentimiento tan soluble, tan incoloro, tan insípido que ahogada entre las olas muero en un océano de frustración.

Todo es tan cansado, tan tedioso...

El pasado es como un vino mal tomado, el presente como una suposición y el futuro solo se conforma de una idea sub-realista de lo que será, una bomba todavía sin estallar...